Comida: un lenguaje que promueve el intercambio cultural

Más allá de ser usada para saciar una necesidad vital, la comida puede representar un lenguaje muy efectivo que no requiere el uso de palabras para establecer una comunicación satisfactoria con otras culturas. Es una digna representación de las tradiciones y la cotidianidad de un país, región o pueblo, llegando a formar parte integral de cada individuo. Está íntimamente vinculada a sus sensaciones, emociones, recuerdos y hasta creencias, pudiendo incluso ser compartidas con otros al ser expresadas a través de un suculento platillo.

La gastronomía es la forma más agradable de conocer la amplia diversidad cultural de una región y hasta del mundo entero. A este hecho se le conoce hoy en día como globalización culinaria, la cual transmitir todos esos sabores característicos, así como esas sensaciones que pueden expresarse a través de un plato, logrando representar dignamente la cultura y diversidad de un país.

La cultura de la comida

Ésta va más allá del simple acto de preparar una comida siguiendo una receta para lograr alimentarse. Está presente en muchas vivencias del ser humano que se comparten alrededor de una mesa.

La comida logra unir a personas en diversos momentos de su vida, bien sean de júbilo o duelo, e incluso a otras más profundas relacionadas con un ritual o ceremonia que puede estar ligada a una religión o sociedad específica, siendo una fuerte representación cultural cargada de historia y tradición. Incluso, una buena comida puede ser utilizada para alcanzar ciertos propósitos, cerrar acuerdos y establecer nuevos proyectos.

Un poco de historia

El intercambio cultural, en cuanto a comida se refiere, logró establecer un vínculo positivo que se remonta muchos años atrás entre el nuevo y el viejo mundo, debido a la trasferencia de alimentos y materiales que surgieron entre ellos.

Sin duda alguna, la comida, al igual que la música, representa un lenguaje universal que permite la comunicación sin importar el idioma o la cultura. Puede expresarse mucho a través de una buena comida sin necesidad de usar palabras.

La felicidad y satisfacción que ésta proporciona podrá verse reflejada en las caras de quienes la disfrutan, generando una sensación global reconfortante, sin necesidad de pronunciar palabra alguna. Así se hace posible que, sin importar el lugar o país de encuentro ni el idioma, entorno a una buena comida se puedan entender y resumir todas las culturas.

En conclusión, nada mejor que usar el paladar para descubrir la cultura de una ciudad, un país o un pueblo.